El amor es ese sentimiento maravilloso que a veces uno no puede comprender ni explicar por què esta ahì, pero està.
Es el deseo apasionado, el sentir sin esperar nada màs que amor. Es aquella ilusiòn que nunca se agota y siempre hace que la vida sea maravillosa, solo por el hecho de sentirlo.
Es risa, es llanto, es espera, es buenos sentimientos, es perdon.
El amor no se elige, no se decide, uno no puede elegir cuando amar o dejar de hacerlo. Es asì de sencillo, se vè, se siente y se expresa en una palabra, una caricia, una mirada o un simple abrazo.
El amor es todo lo que uno puede dar. Es aquello que permanece a pesar del tiempo y la distancia, lo ùnico que nos queda cuando en la soledad de la noche cerramos los ojos y sentimos lo maravilloso que es poder decir: TE AMO.
EN UN LUGAR DEL MUNDO.........
SILENCIO
Mis ojos se abrieron un viernes a la noche. Todo estaba calmo, tan calmo que no sè ni como sucediò. Me sentè sobre el sillòn y comencè a recordar todas aquellas cosas que me habìan llevado hasta ese momento. Eran todos recuerdos, recuerdos que me hicieron rememorar todo lo que yo pensaba. Hasta darme cuenta que todo lo que pensaba era real y no como la realidad de los hechos me lo mostraba.
El tiempo se volviò agil y ràpido. En una milèsima de segundos me transportè a ese momento en el que me dì cuenta de la verdad. Una verdad, que por necedad propia nadie querìa aceptar. Pero como siempre, tan obstinada en los pensamientos, me decidì a actuar.
La sorpresa no fuè tan sorpresa, aunque no me haya dejado de sorprender, ya que sabìa o presentìa que lo que pensaba, no estaba tan alejado de la realidad.
Y asì fuè como me quedè ciega, se vè que fuè el primer mecanismo de defensa que utilizò mi mente.
Pero ese viernes a la noche mis ojos se abrieron. Y al abrir los ojos seguì sintiendo lo mismo de antes, y eso tampoco fue tan sorpresa. Lo mismo de antes pero de otra manera. Con los ojos abiertos................. pudiendo ver.
El tiempo se volviò agil y ràpido. En una milèsima de segundos me transportè a ese momento en el que me dì cuenta de la verdad. Una verdad, que por necedad propia nadie querìa aceptar. Pero como siempre, tan obstinada en los pensamientos, me decidì a actuar.
La sorpresa no fuè tan sorpresa, aunque no me haya dejado de sorprender, ya que sabìa o presentìa que lo que pensaba, no estaba tan alejado de la realidad.
Y asì fuè como me quedè ciega, se vè que fuè el primer mecanismo de defensa que utilizò mi mente.
Pero ese viernes a la noche mis ojos se abrieron. Y al abrir los ojos seguì sintiendo lo mismo de antes, y eso tampoco fue tan sorpresa. Lo mismo de antes pero de otra manera. Con los ojos abiertos................. pudiendo ver.
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